MI VIDA SIN ELLA
–Ahora–
la historia llega a su fin, se termina el cuento, no es el final feliz que
muchos esperan. Pero como digo: como muchos
esperan; es feliz desde el punto de vista que lo veas. Solo espero si algún
día llegas a leer esto: pienses,
observes y saques conclusiones por ti mismo; no esperes que nadie viva tu
vida por ti «ya que al fin de cuentas lo único que traes al nacer es: –tu vida– » de toda esta situación pude
aprender lo siguiente:
–Guiar mi vida con carácter, fuerza y determinación–
no temerle a lo nuevo– Tomar los desafíos con la cara en alto– Mirar a la vida
de frente a frente cruzando su mirada con la mía– Creer más en mí que en los
demás– Subir los peldaños de esta enorme escalera teniendo en cuenta ese final–
Aprovechar cada instante como si fuera el último– Vivir el hoy con honor, «ya que el honor es lo que nos determina
como hombres»–.
–Tirarme
al vacío– sin importar si es profundo o no, aprender amar con limites y aprender
del dolor, – ¡así es como se va! – ¡así es como me deja el barco llamado ELLA!
Zarpa
de mi vida, a lo largo comienzo a ver las manchas negras en el cielo que
salen de sus chimeneas. –Estoy sentado en la arena «recordando las grandes aventuras
que pasamos juntos, los momentos inolvidables»; siento el rozar el
viento en mi rosto, se lleva una lagrima tras otra entre la arena; escucho el
ultimo grito del barco, –lo entiendo como una despedida– el ultimo adiós–. Me
acompaño tanto tiempo, me hizo felíz, pero que hoy decide seguir su ruta por el
mundo sin mí. A momentos volteo mi mirada, observo como el sol en todo
su esplendor se esconde sobre el horizonte, un cielo de matices naranjas y
amarillos que me hacen recordar el brillo de sus ojos «cuando nos mirábamos el uno frente al otro» no lo puedo evitar, –sigo pensando en ella–.
Tan exhorto estoy de observar el atardecer,
fantasear en recuerdos. No percato en que momento ELLA no esta, «no logre verla por ultima vez, guardar su
imagen en mi mente; se perdió en el horizonte al igual que el sol», no
hay mas lagrimas que quieran salir. –Solo un profundo sentimiento de nostalgia
en mi pecho–. Me levanto, sacudo la arena de mis brazos y piernas, limpio el
camino que dejaron las lágrimas sobre mis mejillas; lanzo un ultimo beso al
aire, espero que viaje kilómetros, llegue donde ELLA, se pose sobre sus labios, en un último adiós.
Pienso «–así inicia mi vida sin ELLA– así inicia una nueva etapa de mi vida–».
Estoy frente al mar, –mi voz se quiebra– no lo puedo
evitar, grito lo siguiente:
Fue
Hace cuatro meses eras mi vida…
Hace tres meses eras mi amor…
Hace dos meses te lloraba…
Hace un mes te pensaba…
Hoy eres solamente un recuerdo...
Hoy no eres más que la silueta de alguien a lo
lejos…
Hoy eres
nada más el vago recuerdo de mi estupidez…
Hoy eres las cenizas de un volcán extinto, que se
va con el viento…
Pero mañana serás nada, solamente eso, nada…
Hace
unas pocas horas ELLA partió, –soy honesto–, se llevó cosas valiosas y de
incalculable sentimiento para mí. Empezó
a oscurecer, aun miro el horizonte de pie en la arena. «Su silueta, su sonido,
todo se fue para nunca más regresar». La luna comienza a brillar poco a
poco. El mar paso de calmo a tener poco de oleaje, el viento golpea las
palmeras, los cocos se escapan de algunas de ellas y chocan contra el suelo, «como
cada imagen mental a mi pecho», se escucha las olas chocar contra el
rompe olas, «de la misma manera que aún recuerdo sus besos».
Camino
por la playa, puedo sentir la arena
mojada en la planta de mis pies, intento volver atrás, pero están oscuro como
el camino que me espera, no logro ver las huellas en la arena a lo lejos, las
pocas que se dejan ver son borradas por las olas, que mojan mis pies de vez en
vez; la luna trizte y pálida sobre mi cabeza, cada vez esta mas por atrás,
indicando que ha pasado ya bastante
tiempo y que me he alejado lo suficiente
–como para recordar donde fue que me despedí de ELLA–, todo parece entender:
«el
destino no quisiera que regresara aquel lugar jamás».
Según
camino puedo escuchar el sonido de los grillos en la oscuridad, cada cierto
tiempo una estrella fugaz se asoma por el cielo, «al igual que imágenes de ella
pasan por mis ojos», no tengo la motivación para pedir ningún deseo. A
pesar de que llevo rato caminando, no siento hambre, frio, calor, cansancio,
solamente soy un no muerto caminante bajo la noche estrellada.
Conforme
se acerca el amanecer, la niebla va llenando la playa, –siento como esa niebla entra por mis pulmones y llega a mi cerebro
haciéndome dudar– no se si seguir caminando sin saber a dónde– ¡o quedarme aquí! Continuo mi
peregrinaje sin sentido, puedo ver como un viejo pescador, a lo lejos trabaja
en sus redes, se prepara para partir; cada vez es menos la distancia entre el y
yo… cuando estoy lo suficientemente cerca observo: es un hombre de color negro,
con la vista cansada, con manos fuertes, con la piel pegada al hueso, su pelo
rizado parecen motas de plata, «que con el viento fantasean a ser ovejas
del propio monte olimpo», sus ropas gastadas por el sol y el trabajo
fuerte.
Me
acerco a él, no digo nada, únicamente lo veo trabajar, tomo lugar en un espacio
entre la arena su canoa, me hipnotiza verlo, como logra desentrañar esa red tan
complicada, llena de nudos, «pienso que sería una tarea muy difícil
para mí», en ocasiones sufro con solo desatar los cordones de mis
zapatos, ¡como haría yo para hacer tal
proeza!
El frio silencio es roto,
sale de su boca escasa de dientes, unas palabras fuertes pero a la vez llenas
de paciencia, y me dice:
–Se lo que estas pensando–
–He visto tu rostro al observar como
trabajo–
–Estarás pensando como hago para hacer
esto todos los días–
–Como hago para saber que nudo desatar
sin dañar la red–
Estoy totalmente sorprendido, «no
entiendo como hizo para observarme y sacar todas esas conclusiones de mi»,
le respondo:
–si te he visto trabajar–
–Pero juro que nunca podría hacer lo que
tú haces–
El viejo, pasando su delgada
mano por la cabeza y con un gesto sutil me respondió:
–Yo
pensaba lo mismo al inicio– cuando veía a mi padre–
–Luego de muchos años, me di cuenta que no era
tan difícil como pensaba–
Casi de manera automática,
di un salto y me levante con mucho entusiasmo le dije:
–Es fácil entonces–
–Existe algún truco que puedas enseñarme–
El hombre respondió con fuerte tono:
–No– Sencillamente esta red es como la vida
misma–
–Si no la cuidas todos los días– sin
importar del esfuerzo que hagas se va deteriorando–
–Esa
red misma con su montón de nudos y cuerdas, «es como los diferentes obstáculos
y caminos que podemos tomar en esta»–
–Nadie te dice cómo vivir– pero si
puedes aprender cómo vivir más fácil–
–Sabes cómo logro desenredar– y mantener en buen estado–
Yo absorto a esas palabras,
con mucho entusiasmo y como un niño pequeño, que no aparta la cara de su
maestra de primer grado le pregunte como:
–Él dijo: primero el hecho de desenredar
la red es un asunto de tacto, de intuición, de paciencia y perseverancia–
–El hecho de cada día no sea tan difícil–
depende de no cometer los mismos errores al guardar la red, después de trabajar–
aunque tome un poco más de tiempo y estés cansado– «es mas sencillo para el día
siguiente, si la doblas como se debe y te tomas el tiempo de reparar al
instante lo que se daña, ya que sabes donde esta y luego no tienes que buscarlo
por toda la red»–
–Así que cada día en la mañana solo
tengo que desdoblar la red, haciendo memoria en la manera que la guarde, así siempre tendré la
seguridad de que estará en buen estado–
Yo, anonado por aquella
lección de vida, quedo en silencio y pregunto:
– ¿como te llamas? –
–Serenamente respondió: mi nombre, ¡no
es tan importante! – Puedes decirme “paciencia“–
Sonreí con su respuesta,
proseguí mi camino, pensando en aquella palabra “paciencia” una virtud
que no poseía. De repente el viejo me grito:
–Si te preguntaste como me di cuenta de
que estabas pensado: «es porque no eres
el primero que pasa por aquí con esa cara» –
–Suerte en tu viaje espero no tener que
verte otra vez pasar por aquí con ese mismo rostro, «acompañado de una gran carcajada que lleno el espacio entero de la
playa»–
Me hizo reír, sentir una
calidez en el pecho; sin tener claro si fueron sus palabras o por los rayos del
sol que tímidamente comenzaban a chocar mi piel.
Inicio
mi camino de nuevo, dejo atrás al viejo, observo cómo se lanza contra al picado
mar en su vieja canoa, pienso y reflexiono en las palabras de aquel viejo, «se
habrá notado en mi cara la impaciencia, estaré contaminado de la rapidez que
vende el mundo hoy en día, será que en muchas ocasiones por no tener la
paciencia suficiente, corremos deprisa a lo que no conviene y terminamos mas
confundidos de lo que creemos». Podría ser que tan sencillas palabras
calaran tan profundamente en mi mente.
Entro
en razón, me doy cuenta que he caminado
toda la noche por la playa, y no hecho más que pensar; sin disfrutar aquel
lugar, aquella frescura, he sido capaz de ver nacer y morir el sol en el horizonte y no ha sido sorpresa para mí, puede
que haya dejado de valorar las cosas importantes de esta vida, por poner mi
mente recuerdos del pasado.
Continúo
caminando, no me percato de que ya no
estoy en la playa, aun camino sobre arena. He caminado tanto en línea recta y con la
cabeza abajo, que no percato en que momento deje el mar atrás, «vasta
una leve distracción en el camino o que tan solo agachemos la cabeza para
desorientarnos de nuestra ruta».
Me detengo, me presto atención, no llevo camisa, el sol comienza a quemar
abrasivamente mi espalda y rostro. Mis pies comienzan a sentir el calor de la
arena, los quema, el cálido aire fresco y tropical, se vuelve caliente y seco,
mi lengua y boca comienzan a sentir la necesidad de beber agua, poco a poco el sudor
empieza a bañar mi cuerpo. Miro alrededor y lo plano de la playa, se convierte
en un montón dunas de arena. Pongo mis manos sobre mis ojos para hacerme sombra
y poder divisar a lo lejos, no hay nada, solo el color amarillo intenso de la
arena, siento miedo por el sitio en que estoy, me es desconocido, puedo ver una
serpiente bailar sobre la arena ágilmente, dejando un rastro en forma de silaba
en la duna, puedo sentir como este lugar esta totalmente muerto, «no
creo que nadie sea capaz de vivir en un ambiente así, es mas dudo que yo pueda
sobrevivir mucho tiempo aquí, no tengo lo necesario, no tengo las herramientas,
no tengo el conocimiento, no soy apto para este sitio» empiezo a repetir en voz alta, mientras el eco
de mi voz resuena un par de veces en la inmensa soledad, ¡maldigo el momento en
que llegue aquí sin darme cuenta!
La
desesperación se empieza apoderar de mí, no sé qué hacer. Aquí no es algo en
donde la paciencia ayude mucho, «tal
vez ayude a morirme del calor o deshidratación pienso», no tengo otra
opción, seguir mi rumbo otra vez. Continuo a pesar de las fuertes quemaduras en
mis pies y rostro, el sol no muestra piedad, los rayos son como lanzas que
chocan contra todo cuerpo, no aguanto más la sed, he caminado por horas y mis
fuerzas se van de apoco, encuentro un viejo árbol muerto, que apenas genera una leve sombra,
corro por llegar a él, no sin antes caer varias veces al suelo, me siento en la
pequeña sombra, siento un alivio que jamás pensé sentir, «este sitio es el infierno».
Puedo
sentir como mi vista se hace turbia, comienzan arder mis ojos donde el sudor
entra en ellos, me siento débil, cansado, siento como todo viene cuesta abajo,
los parpados se vuelven pesados, poco a poco se van cerrando, no puedo ni
levantar mi mano, siento la debilidad como llena mi cuerpo, comienzo a pensar «nunca
debí haberme alejado de aquella playa, tal vez ELLA hubiera regresado a
buscarme y no me hubiese encontrado». Son muchos pensamientos que pasan
por mi cabeza, sé que no debo pero comienzo a quedarme dormido.
Empiezo
a soñar, me veo en la misma condición actual, solo, sin agua, desprotegido, anhelando
escuchar las dulces palabras de ELLA, pensando que llego a la playa y al no
encontrarme me estará buscando desesperadamente, siento el abrazador calor, el sol quema la
parte de mi cuerpo que esta fuera de la sombra, ruego por un milagro, ruego
porque ELLA me salve. De pronto frente a
mi veo un niño con una especie de vestido rojo, sin cabello, muy delgado,
calculo que su edad podría ser de unos siete años, el niño se acerca; de
momento solo puedo medio observar, pero veo que lleva algo tirando del cuello,
una especie de cantimplora de cuero, veo que cada vez se acerca más a mí, sin decir
una sola palabra, le quita un nudo a su cantimplora de cuero, se acerca
lentamente y la posa sobre mi boca, comienza a caer sobre mis labios aquel
elixir transparente, sencillamente era agua, pero sentí como la vida volvía a
mi, poco a poco, comencé a recuperar mi conciencia, me sentí vivo otra vez.
Aquel niño estaba ahí al frente, solo, en un ambiente que me había derrotado
totalmente, me había hecho sentir inútil, me había hecho querer regresar… entonces
me devolví y le pregunte con mi boca seca y sin saliva
–
¿estas solo?–
Él me respondió si… con un movimiento de cabeza… después agrego:
–Estoy solo– pero mi familia esta a
cuarenta millas de aquí todos los días salgo a buscar alimento para mis
hermanos–
Le dije no te da miedo estar
solo por aquí, no te da miedo a que te pase algo, no sabes lo que me alegra que
me encontraras sin ti hubiera muerto; «de momento aquel niño ya no parecía ser tan
niño» me dijo:
–Si me da miedo – pero yo no elegí nacer aquí – yo sencillamente aprendí a sobrevivir
día a día, afrontando mis miedos y los obstáculos de mi entorno.
Entonces reafirme ¿como
haces para vivir a aquí? – riendo me dijo:
– Yo sencillamente uso mis conocimientos–
–Me valgo de mí mismo no de los demás–
–Cada vez que salgo soy consciente que
nadie me va venir a rescatar–
–Si me pierdo o hago algo mal es mi
responsabilidad–
–Tomo varios sorbos de agua durante la
mañana y la noche–
–Si el sol me empieza a quemar camino más
rápido para llegar a mi destino–
–Si siento sed recuerdo que solo puedo
tomar agua en momentos determinados para no quedarme sin agua para el resto del
viaje de regreso a casa–
–Si tengo hambre busco algún raedor o
serpiente y la cocino sobre alguna piedra caliente sobre la arena–
Estoy sorprendido de tales
exclamaciones y actos de valor en un ser tan joven, le señalo:
– Eres un sobreviviente experto, en este
tipo de lugar – pero a pesar de todo ese conocimiento no estas exento de a
tener un accidente a morir–
El, miro riendo, con sus dientes
blancos, sus ojos grandes, con la sonrisa mas pura que he podido reparar en
toda mi vida, no entiendo como alguien en un lugar así pueda mostrar tanta
alegría… El firmemente me responde lo
siguiente:
–no
estoy libre de un peligro – no estoy libre de morir – pero sabes algo, «todos los días, sin importar donde vivas,
estamos expuestos a eso, no se puede pasar la vida con miedo, o esperando en un
lugar muy cómodo, sin nada que hacer, esperando que vengan por ti», yo he
pasado días sin agua, sin comer, vi morir a mi padre al caer a un pozo, no
tengo zapatos , «vivo todos los días
como si fueran el ultimo, por eso soy feliz».
Se hace un tenue silencio en el ambiente, el viento sopla
fuertemente, la arena parece oro en polvo, el niño prosigue hablando:
– Me
podría faltar todo – hasta mi vista–, « he decido que no voy a morir así, sin dar
lucha, tengo algo que nunca me va ser falta, el coraje para enfrentar la vida y
emprender acción a mis decisiones»
Anonadado
ante tales palabras, no podía entender
como un niño pudiera manejar tal sabiduría tal valor… me sentí vivo y apenado a
la vez… el niño en un acto de cortesía saca su cantimplora del cuello la pone
en mis piernas y sigue su camino. Yo aun sentado, no podía creer lo que él me había dicho y menos lo que estaba
haciendo, como dejaba su única opción de vida en mis manos, le grite: ¡niño
como vas hacer para seguir tu camino sin agua! El volteo con aquella risa
cálida y sus enormes ojos, se señaló el corazón y me grito –ya
tengo todo lo que necesito– y siguió su camino…
A
poco, comienzo a despertarme, me doy cuenta que no tengo la cantimplora,
comienzo a entrar en razón, todo ha sido un sueño, siento temor otra vez, la
desesperación llena otra vez mi mente. Me doy cuenta, que a pesar de ser un
sueño ese niño si me dejo algo de más valor que el agua, que me salvo la vida, «despertó
el coraje en mi corazón», así
sin más pensarlo, me levanto y emprendo mi marcha otra vez con mi cuerpo
deteriorado.
Ya
se ha hecho tarde, el sol ya no es tan fuerte, me entra la nostalgia de
regresar aquel puerto donde ELLA se fue, recuerdo que aún tengo en mi bolsillo su
pañuelo, lo saco, lo pongo sobre mi nariz, inhalo, puedo sentir su aroma, llena
mis pulmones, mi alma, de todo su ser. Cierro mis ojos, veo su cabello mecerse
con la brisa, mientras voltea y me mira fijamente, como solía hacerlo. Abro mis
ojos observo la realidad, limpio una lagrimas, guardo el pañuelo, como mi
tesoro, lo ultimo que queda de ELLA. Estoy decidido a no regresar, ya más valiente que nunca entendiendo aquel
tesoro que siempre había estado oculto en mi corazón, continúo con mucho
entusiasmo para ver que encontrare en mi camino.
A
pesar de los últimos aprendizajes obtenidos, durante mi marcha sin fin, me doy
cuenta que tengo que aprender aun mucho más, los recuerdos no dejan de aparecer
en mi mente, la nostalgia y la soledad acompañadas de la depresión, se asoman a
saludar de vez en vez. El camino aun sigue siendo difícil, mis pies no pueden
mas, el dolor ya es mucho, la sed me esta volviendo loco, parece que este
desierto no tiene final, llevo apenas un día aquí… y siento que han sido años,
como desearía que ELLA me diera de beber sus labios y saciara mi sed. El sol
comienza a dormir otra vez, la temperatura comienza a descender, pero el aire
aun es seco, ausente de toda humedad, pero no me puedo detener, no puedo morir
aquí, tengo que seguir cueste lo que cueste.
He
tomado una decisión, tengo que descansar, no puedo caminar en la oscuridad, mi
escasa ropa, falta de zapatos, han ayudado a que este gigante haga más visibles
los efectos en mí. Busco a lo lejos mientras camino, algún lugar donde pasar la
noche, donde poder soñar con ELLA, donde poder vivir otra aventura a su lado
aunque sea en mis sueños. Mientras aun sigo pensando, mantengo mi vista en
alto, observó a lo lejos una especie de montículos de piedras, alígero mis
pasos para llegar lo mas pronto aquel sitio, cuando llego veo que no es mas que
un montón de rocas enormes apiñadas una sobre otra de forma natural, recuesto
mi espalda sobre una de ellas, pongo mi cabeza sobre mis rodillas, me entrego a
una larga e incierta noche. Pasan las horas, he perdido totalmente la noción de
mi tiempo, solo se cuando un día viene y se va… ¿donde estará ELLA? «Habrá
encontrado alguien que sustituyera mi lugar, me habrá olvidado tan rápido» son tantas preguntas que prefiero
recostar mi cabeza contra otra roca, hago un esfuerzo para dormir, a pesar del cansancio y las quemaduras del
sol, el sueño no quiere tomar su parte en esta larga noche.
La fría noche, pasa lenta y con un aire lleno de maldad, me
guía dentro de sus enormes fauces, carcome mis huesos, el sonido del aire,
rebotando en mis tímpanos y de vez en vez escuchando el sonido de su voz «no
se si será ella estará gritando mi nombre, o seré que yo estoy en un delirio y
de verdad me estoy volviendo loco». Cada cierto tiempo pierdo la
conciencia y quedo dormido, sueño con aquel ultimo momentos juntos. Pero la
luna impide que nos encontremos con su luz. Esta se ve tan hermosa, grande,
blanca e imponente, siento que con solo extender mi mano hasta ella puedo
tocarla, lo intento pero es solo una ilusión.
No se en que momento, la luna me hipnotizo y quede
dormido, abro lentamente mis ojos, veo como unas hormigas caminan por mi mano,
el sol comienza a calentar mi frio cuerpo, la noche fue insoportable, me alegra tanto que
amaneciera. Siento hambre, me levanto, quito las hormigas y empiezo a subir las
rocas, observo los alrededores, a lo lejos logro ver unas montañas, y a sus
faldas una línea verde, me alegra ver aquellas imágenes, pero rápidamente entro
en razón y me doy cuenta que estoy muy lejos aún. Respiro y empiezo a caminar
por no decir que corro, o paso más en el
suelo. Pero si algo tengo que aprender de esto será levantarme, porque he
caído tantas veces en mi camino, que he perdido la cuenta exacta. Pretendo
llegar a las faldas de esa montaña, camino y pienso, que a pesar de extrañarla,
en lo muy profundo de mi, creo que fue una buena decisión, que ambos tomáramos
caminos distintos, a pesar de lo mucho que las cosas fueran hermosas, llegamos
al limite de la relación.
Logro ver una especia de riachuelo, el ambiente ha
cambiado un poco, ya no hay tanta arena, el suelo es árido y el entorno rodeado
de rocas marrones, con vegetación totalmente seca. El riachuelo esta seco, pero
estoy decidido seguirlo rio arriba para ver si en su naciente encuentro algo
que beber. Empiezo a seguir algo, que por fin tiene sentido. No se en que
momento quede a la deriva, en que momento me perdí, recuerdo un tiempo no hace
muchos años, donde todo tenia sentido, ELLA no estaba aun en mi vida, solía
soñar, de una manera, soñaba en mil y una maneras de hacerme felíz.
Recuerdo
cuando la conocí, como su cabello negro me sedujo, era ella joven, al igual que
yo. Su piel blanca con tonos rosados, su figura en forma de guitarra, que hacia
querer pasar noches enteras tocando infinitas notas en ella. Recuerdo el primer
beso, mi primer beso, como cerré mis ojos y me perdí en su boca y al abrirlos nos
quedamos mirando fijamente, mis piernas se mecían, los nervios eran
gigantescos. La primera vez que dormimos juntos, como su cabeza se recostaba
sobre mi brazo, como sus piernas se hacían una con las mías, como al abrir los
ojos, me tope con los suyos, yo acariciaba su cabello con delicadeza, para no
despertarla, acariciando a su vez su nariz con la mía. La primera vez que
hicimos el amor, como nuestros cuerpos se dejaron ir en un mar de pasión, con
cantos que ni las propias sirenas hubieran resistido, como mis manos esculpían
su cuerpo, mis labios se fundían en su piel, las palabras no eran necesarias,
bastaba con vernos a los ojos para saber lo que sentíamos, bastaba con volver a
cerrar los ojos, y entregarnos el uno al otro, sentir el vacío que provoca la
caída libre en nuestros estómagos, los orgasmos eran como morir y volver a
nacer. Estábamos sedientos el uno del otro, nuestras lenguas se buscaban,
nuestros sexos habían nacido para estar uno con el otro, la fricción de nuestra
piel ardía más que el propio sol, ni la misma diosa venus podría entender lo
que ELLA y yo éramos capaces de hacernos sentir.
El
camino con piedras, deja de ser un poco café a verde, el rio seco ya no lo es
tanto; por fin logro ver un poco de aguar correr, con la suficiente claridad
como para poder tomar, al igual si fuera oscura, lo hubiera hecho, habría
tomado de ella; por fin encuentro con que saciar mi sed, con que refrescar mi
cuerpo, me tiro boca abajo sobre aquella agua, que corre, fría, cristalina,
estoy sumergido, tomando agua. Quedo levemente suspendido en el agua, y pienso:
“Ya es momento de que comience a pensar mas
en mi que en ELLA, que sueñe mas con mi futuro, que active mas neuronas
pensando en MI, que piense como salir de esta situación, como poner fin a este
peregrinaje sin sentido”
Salgo después de unos momentos, el aire en mis pulmones
se termina, me doy vuelta, quedo boca arriba, el sol estalla contra mi rostro.
Aseo mi cuerpo, y seguidamente tengo que tomar una decisión importante «
mantenerme en este sitio unos días, hasta recuperarme un poco, rehidratarme,
descansar y tener nuevas fuerzas para continuar».
Ya rehidratado, no en mis mejores condiciones, pero si ya
con líquido vital, decido recostarme un rato, sobre el poco de césped que hay,
la sombra de un deshojado árbol, crea figuras en mi rostro. Son como garras
desesperadas, nigromantes, intentando arrastrarme al mismo infierno. El contraste del cielo azul, con dichas
ramas, es relajante, desde hace mucho tiempo no veo el cielo, desde hace mucho
tiempo no disfruto del silencio, la soledad, desde hace mucho no levanto mi
cabeza.
Las nubes, pintan manchones blancos en aquel enorme lienzo
azul, listo para convertirse en una obra de arte cambiante, pincelada por los
antojos temperamentales de las ráfagas
de viento, que mueven las nubes a su antojo. «Hace cuanto no recuesto mi
espalda, puedo pensar, hablar conmigo mismo, sentir que todo es posible,
llenarme de valor para continuar, hace cuanto deje de creer en mi, hace cuanto
olvide como llamar a mi interior». Que reconfortante es recordar, lo
bien que se siente sacar un momento para analizarse, para entenderse uno mismo.
Reflexiono acerca de mis errores, mis constantes celos,
mis reclamos; ¿Qué más tengo que
aprender de toda esta situación? Hago memoria, pero sé que tarde que
temprano lo descubriré. No se si estoy
loco pero empiezo hablar solo:
YO
IMAGINARIO: –
¿sabes que más tienes que aprender? –
YO: –la verdad, creo que muchas cosas. Pero
me es aun imposible conceptualizar–
YO
IMAGINARIO: – lo primero que tienes que aprender es que no sabes nada –
YO:
– ¿Cómo que lo primero que tengo que aprender es que no se nada? –
YO
IMAGINARIO: – si,
eso es lo primero que debes tomar en cuenta. Cuando aceptamos no saber, es cuando mas tomamos tiempo para
aprender. Así que olvida todo lo que has aprendido hasta el momento, para que
tu mente se llene de vacío, y le des pie a otro universo nazca en tu cabeza…
Dejando
un lado tanta locura, reflexiono, acerca de ese pensamiento, oculto en mi mente
y que hoy sale a brillar otra vez «lo primero que tienes que aprender es que
no sabes nada», me doy cuenta que muchas veces, creer saber mucho, nos
limita, nos detiene aprender mas. No importa que sea lo que ocupemos aprender,
sea una relación de pareja, o matemáticas. El conocimiento no tiene límites, la
curiosidad no debe ser saciada, debemos siempre mantenernos como niños
curiosos, observando a derredor, buscando algo nuevo que aprender.
Con
ella pensé saberlo todo, al final me di cuenta de no saber ni poco de lo mucho
que pensé que era, me falto tacto, me falto aprender más. Pero no es tarde,
espero mas adelante nunca más estar en otro muelle, ver un barco partir,
diciendo adiós.
Me levanto del césped, empiezo a buscar donde
establecerme por un tiempo, busco troncos viejos, varas secas, las comienzo
agrupar una sobre otra, pienso que lo primero que necesito para pasar una noche
tranquila es fuego. Mi tarea toma su tiempo, logro recolectar una buena
cantidad de madera, mientras buscaba la leña, logre encontrar unas vainas secas,
llenas de yesca, parece algodón, me será muy útil para poder encender el fuego.
Me siento sobre una piedra, tomo un trozo de madera lo pongo sobre el suelo y
con otro empiezo hacer fricción hasta lograr una pequeña braza, esta tarea no
es sencilla, lleva su tiempo, tiene su técnica, además es muy cansado. Creo que
esto es como conocer a una persona, tratar de hacer chispa con ella, una
comienza con pequeños roces, tratando de hacer contacto, con la expectativa de
lograr crear una hoguera.
Después de no se cuanto tiempo de estar intentando crear
una brasa suficientemente fuerte logro ver como el rojo amarillo intenso
comienza a humear, es mi oportunidad, es mi momento, tomo las brazas, las cubro
con mis manos, las pongo sobre las motas de yesca, soplo con calma, el sudor baja por mi frente,
la yesca alza por fin una llama, la coloco sobre las ramas mas delgadas, y poco a poco de una simples ramas haciendo
fricción entre si, logro hacer una pequeña fogata, la cual voy alimentando poco
a poco hasta lograr el tamaño de la hoguera que necesito. Estoy alegre, con ganas de
llorar, al fin logre fuego, es lo primero cálido que siento en días. Las
llamas bailan unas con otras, demonios que brotan de mí ser y se alimentan con
tal éxtasis. El crujir de la madera, son gritos desesperados, que intentan
salvarse de tal infierno, danza erótica, llamas con forma de mujer, fiesta
pagana dirigida por satanás mismo.
Los días han pasado, al igual que hoy; ya es de noche, la
fogata ilumina mi derredor, han pasados días de tener noticias de ELLA,
honestamente no tengo ya expectativas de que regrese, en algún momento del
camino ya transcurrido las hubo, pero en este instante “no”, creo que es suficiente ya el tiempo perdido, como para volver
a perderlo mas intentando pensar en que ella va regresar.
La noche es fría, solo el fuego es capaz de calentar el
tuétano de mis huesos, esta noche siento como los demonios en mi interior
salen, los veo bailar cerca del fuego, es una especie de ritual, veo como ellos
me llaman, quieren que me les una, en ese baile carente de ritmo y lleno de
gritos, mi cabeza empieza moverse, mis brazos y piernas de la misma manera, no
lo puedo evitar, un éxtasis invade mi ser, puedo sentir como mi sangre empieza
a hervir, es veneno que corre por mis venas, quema mi ser entero, empiezo a
contorsionarme de manera extraña; veo figuras, rostros, personas conocidas en
las llamas, todo se vuelvo utópico, irreal. ELLA aparece entre las llamas, su voz sensual me seduce, sus labios
húmedos y rosados, frutas prohibidas para mí, que con ansias deseo comer. Su
cabello negro y largo me arrastra, me debilita, me mata. Sus manos junto con
llamas me rasgan, me queman, pero no duele, todo lo contrario, me gusta. Sus
uñas intensas rasgando mi piel. Sangre negra que brota de las heridas, olor a
rosa, mi rosa negra, intensa, malvada, exótica, erótica. Súcubo que seduce,
arrastra y castiga, como salir de este intenso juego, como salir de este
infierno, si disfruto estar en el, soy esclavo voluntario de este fuego que no
termina, de esta pasión que me fulmina, de este sentimiento que me consume.
Monotonías del destino, encrucijadas de la vida, desdenes del pensamiento.
Debilidad de alma que busca encontrar sosiego entre los gritos atormentadores,
que solo encuentran calma en tus gemidos picaros, calientes, que alimentan la
caldera de mi corazón. La lujuria en tu rostro, un pecado en común, maldita
pasión que nos une, nos separa… nos consume, en una llama eterna, flama
imperecedera, nos quema, nos calienta, nos funde el uno con el otro. Respiración
rápida, agitada, sudor lubricando nuestros cuerpos. Lagunas mentales de
aquellos días, sensaciones profundas, de tocar tu ser.
Exhausto
de tanto, quedo rendido totalmente en el suelo observando la noche, pensando,
soñando, mentalmente viajando.
Después
de tanto pensar en su partida, he podido
comprender que “el odio es un veneno, que acompañado de pasión pura, lleva a la
locura misma” Cual carruaje desboscado al abismo, sin conductor, el cual
debería ser la cordura y la aceptación misma de que en este planeta, todas las
cosas no son perdurables. Por más difícil
sea de entender, para nosotros los mortales;
si un camino se nos presenta en dos vías, no hay más opción que
seleccionar una, empezar a caminar, decir adiós al pasado, tener fe y continuar
con la expectativa de que el universo hará complot con los elementos y servirán de cómplices en tu nueva marcha.
¿Porque después de tanto tiempo pienso
hoy todo esto? Muy
en el fondo soy consciente de que aún no la olvido, aun no la he dejado de
amar, recuerdos que martillan mi cabeza al recostar y despertar. Pensamientos
vánales, pecaminosos, llenos de todo mi ser en la más pura expresión, deseo
incontrolable, que me hace perder la calma, me confunde, nubla mi razón, me
envía a lo profundo del negro océano.
A
pesar de esta locura, he de encontrar algún un ligero hilo, tomarme de él, y me lleve a la cordura, al pensamiento frio, no
emocional, no superfluo.
Soy
consciente que debo perdonar, ¿Cómo encontrar el perdón en alguien a quien
no quiero perdonar? ¿Cómo quitar el cáncer que carcome mi alma? Me impide evolucionar. Si perdonar es olvidar,
como hacerlo cuando tal rencor se hace presente todos los días, con una mezcla
de cariño. Sé que el tiempo es beneficioso en estos casos, pero no es posible
esperar más, ya lo hecho suficiente. Necesito sobreponerme al sentimiento, no
es posible pasar tu vida odiando a una persona, porque haya actuado mal, aunque
esa persona prácticamente destruyera tu vida. Tendría que odiar a más de la
mitad del planeta porque de una u otra forma también intentan destruir mi vida,
sea los que hacen armas, contaminan el ambiente, indirectamente son potenciales
destructores de mi ser.
Entender, la honestidad, es un don, que no muchos poseen,
que pocos le da la importancia que merece y que la gran mayoría la menciona,
pero entienden muy poco acerca de ella y mucho menos la hacen parte de su vida
cotidiana, que va de la mano con
el coraje, además de ser un pilar fundamental de las relaciones humanas.
Día a día observamos, como las personas se mienten así
mismas, como dejan a un lado sus ideales, su existencia como únicos y
diferentes, buscando una aceptación globalizada, pervertida... todos tenemos
culpa en ello, masturbadores mentales somos de este fenómeno, que destruye la
genuinidad, lo preciado, la sencillez y
la humildad.
Hace
rato mantengo mis ojos cerrados, escucho el crujir de la madera en el fuego, el
sueño entra lentamente, mi conciencia pronto deja de trabajar, la respiración
suave y profunda me acompaña, la fuerza abandona mis brazos y piernas, la vida
misma se desvanece poco a poco, todo se resume en un profundo sueño…
La fogata con el pasar de la noche ya ha desaparecido,
solo quedan un puño de brasas, esperan ser alimentadas con un poco mas de
madera. El viento sopla lento y fresco, el sol no se puede observar, el olor a
pino llena mis pulmones; aun recuerdo el olor de se cuerpo, su fragancia, de
vez en vez se asoma en mi nariz provocando un éxtasis, un vicio del que no
quisiera salir. Tomo asiento sobre las ramas descubiertas de un viejo árbol,
observo mi estado, físicamente no estoy en las mejores condiciones, pero
mentalmente logro entender que no todo ha sido un fracaso. Tanto peregrinaje
tiene un sentido, algo de razón ha de tener toda esta odisea que me acompaña hasta el momento.
De momento no quiero proseguir más, únicamente tengo el
deseo descansar, no me siento preparado para seguir caminando. Aun mi cuerpo
esta débil de aquel desierto intenso por el que pase. Otra aventura de manera
desordenada seria fatal para mi en este momento, sé que tarde que temprano
tendré que empezar a caminar otra vez pero de momento me quedare en este lugar,
vacío, frio, distante de lo que mas amo.
No se porque, pero tengo el presentimiento que toda esta
aventura no tiene otro fin mas que entenderme, descubrirme, cambiar y sobre
todo extinguir este amor que profana continuamente mi ser.