ORDENANDO MI HABITACIÓN
6 Junio de 2012
Los días
pasan, entro y salgo de mi habitación continuamente. El orden no es prioridad
en esos momentos. Una camisa tirada en la esquina, las medias hacen de adorno
en un canasto de mimbre, aquel viejo escritorio que usaba de niño lleno
papeles, libros, marcadores. El polvo crea un manto perfecto sobre cada uno de
ellos.
Al
lado de la cama botellas de refresco, algunas envolturas de chocolate y
galleta. Algunas tela de araña adornan la sucia ventana que paso de ser
transparente a color café. La habitación es un desorden total, el olor a
humedad se siente con solo entrar, las cortinas sucias, las paredes decoloradas, tu cama sin hacer, de
hace días, este es un lugar inhabitable.
Hace
meses no se ordena, desempolva. Hoy es el día de realizar dicho aseo; es
cansado un poco tedioso, pero necesario.
Busco
la bolsa de basura, elimino todo aquello que no ocupo, viejos libros, fotos,
botellas, sin número de pertenencias que no sabia que existían o las había olvidado.
Entre escobas y limpiadores logro
ordenar aquella habitación que había pasado así durante meses.
Después
de regresar a su lugar todos los implementos utilizados, me recuesto en mi cama
y pienso –no fue mucho trabajo después de todo, fue mas el tiempo que pase
omitiendo aquel desastre, en cambio lo
que dure poniendo orden”.
¿Cuantas veces, al igual que yo hemos dejado para después aquello que amerita atención inmediata?
¿Cuantas veces, al igual que yo hemos dejado para después aquello que amerita atención inmediata?
Al
igual que mi habitación mi vida necesitaba un orden, necesitaba cambiar mi cama
de lugar, acercarla mas hacia la ventana, necesitaba lograr ver el sol en las
mañanas, la luna con sus estrellas de noche, observar la lluvia caer en
invierno y de vez en vez las aves que se asoman a ella. Con igual de urgencia
necesitaba que mi interior se reorganizara, el odio me oscurecía, el
resentimiento nublaba mi razón, el dolor no me dejaba avanzar, el amor no me
dejaba olvidar.
Entendí
que de una u otra forma, por mas que ignorara todo aquello no podía seguir
adelante, me sentía incomodo, irritable. No hacia mas que no tomar en cuenta
todo lo bueno que pasaba a mi alrededor, en vez de ello atestaba y recolectaba un sin fin de sentimientos
negativos en mi interior.
Ese día después de ordenar mi
cuarto comprendí “es fácil andar
caminando por la vida recolectado un sin numero de actitudes negativas, tanto
que no nos damos cuenta en que momento estamos completamente inundadas por
ellas” al igual que con mi cuarto, tome la decisión de día con día
eliminar lo que no sirve, devolver las cosas a donde pertenecen.
Una disciplina que requiere de
orden y paciencia, pero si lo intentas, al igual que yo disfrutaras de a poco
grandes cambios que marcaran en tu vida, una diferencia significativa, dejaras
de ser infeliz por cosas sin importancia, valoraras mas aquello que no
prestabas atención.
Comprenderás que al final del túnel
siempre hay luz, no hay desorden tan grande que no se pueda ordenar, ni nudo
tan difícil de desatar, en ocasiones se que es dificil desechar cosas, les guardamos un valor sentimental, pero es necesario hacerlo para continuar con tu vida. Vamos anímate, ordena tu habitación y disfruta una cama limpia y acompañada de una conciencia tranquila y un interior lleno
de calma pero sobre todo con tus sentimientos en orden.
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