NO ES UN PUTO CUENTO DE HADAS
18 Mayo de 2012
Les cuento un
poco de mi historia. Digámoslo de cierta manera, era de esos niños que creció
pensando que algún día encontraría a la mujer sus sueños, viviría con ella eternas aventuras,
irían a viajar en el Titanic, visitarían la laguna azul y se perderían unos años por ahí, vivirían el uno por el
otro, no se cansarían de verse a los ojos, más adelante tendrían hijos y
envejecerían juntos, podrían volar su nido de amor con globos, para vivir la historia más impactante
del mundo, tal cual película de Pixar llamada UP (menuda utopía que había hecho
en mi cabeza).
Dadas esa
forma de pensar y mi aspecto no muy favorable (lo que me sobraba de
inteligencia me faltaba de lindura) crecí buscando a esa princesa que pronto
aparecería para mí y estaría de forma imperecedera a mi lado. Buscada esa ninfa
porque no decir esa Elfa mas preciosas que Liv Tyler en el señor de los
añillos. Fantaseaba con una niña por
aquí otra por allá, pero nunca me atreví a hablarles; encontré otro gran
problema: la timidez me mataba, el simple hecho de hablar o volver a mirar a los
ojos a una niña, me dominaba completamente.
Pasada mi etapa escolar y con mi mal
bien definido, mi etapa de secundaria no mejoro mucho, exceptuando mi afán de
convertirme en el príncipe azul de aluna desprotegida princesa. Hasta que un
día el universo se detuvo, los planetas se alinearon, la luna y el sol se
juntaron por primera vez; recuerdo muy bien ese día. Esa chica delgada, color canelo,
rubia. Me dijo: – ¡hola! – Mi corazón mando una descarga eléctrica
a mis neuronas en el cerebro, diciendo: “ella es”. Para no cansar más con la
historia, no esta demás decir, esa fue mi primera decepción amorosa de 16
años.
Después de dicha situación, me entro una
tremenda desesperación por entender que había hecho mal, quería superarme,
mejorar mi intelecto, de la noche a la mañana pase de ser un simple caminante a
creer ser un poeta desesperado al borde de la muerte (que manera más extraña de
canalizar las cosas). Con el
pasar de los años, mi mentalidad había cambiado, (no para bien). Ahora con mucha más razón creía que aquella
desgraciada experiencia, sencillamente era para pulirme más, para mi futura
doncella y tenia que estar preparado para ella.
Ya un poco mas maduro, encontré a la
mujer con la que durante cinco años viví un cuento de hadas (blanca,
cabello negro, ojos profundos, carácter fuerte), Shrek y Fiona no son
nada comparados con lo que nosotros vivíamos, hasta fuimos a muy muy lejano a
visitar a nuestros padres. El tiempo pasaba y ponía en práctica todas aquellas
creencias que había aprendido durante mi adolescencia, las flores, los besos, te amo,
llamadas, tarjetas, sorpresas y sumisión total era el pan de cada día.
El simple hecho de volver a ver a otra mujer se me hacia un acto horrible, mi
princesa de cristal no merecía tal
traición.
Hasta un día llego el “necesito
tiempo, ya nada es igual”, el planeta tierra con todos y sus 9.5 de
gravedad me jalaron de cabeza hasta el núcleo y me tiraron hacia arriba con
igual velocidad. No podía creerlo, que
había hecho mal otra vez, que estaba pasando conmigo. Comencé hacerme esta
pregunta cada día que llegaba a mi casa totalmente ebrio ¿de que me sirve ser así? ¿Qué
gano con ser diferente? , mi meta siempre había sido ser diferente al resto de
los hombres que había en este planeta. Pero
mi empresa había fallado al muy estilo de Don Quijote con su amada Dulcinea o
porque no decir yo era un Romeo sin una
Julieta otra vez.
Con el pasar de los meses, empecé a
entender: ser tímido no es del todo malo “solo no que hay tenerle miedo a las
mujeres”, ser romántico no es cursi “solo que no hay que serlo tanto, al punto
de que te coman las hormigas”, cuidar a la pareja es bueno “solo que primero tenemos que cuidar
nosotros”, amar con el corazón “pero
nunca dejar a un lado la razón”
Porque
hablo de esto, porque al igual que mi,
muchos hombres que están leyendo esto, creyeron ser diferentes, pusieron empeño
y dieron todo en una relación que no funciono. Creen que deben reinventarse o
cambiar. Se arrepienten de ser lo que fueron, se avergüenzan de actuar como
tontos con quien amaron o aun aman en la mayoría de los casos. Digo
todo esto porque en mi momento llegue a pensar así, empecé a cambiar mis
ideales por los de otros. Pero estamos perdiendo algo más que una mujer,
estamos perdiendo nuestra identidad.
Amigos,
viejos, hombres, caballeros, muchachos, que nos pasa, porque querer cambiar nuestros
ideales, porque mejor no cambiar lo que hicimos mal. Porque mejor no dejar de creer que los
cuentos de hadas existen, y que nos podemos topar con una mujer que la
puede cagar en cualquier momento o una que siempre va estar ahí para nosotros.
Porque no dejar de exigirnos tanto y empezar a disfrutar de las cosas, dejemos de ser unos Da vinci intentando de pintar una Mona lisa, mejor
seamos un Picasso y hagamos de nuestra vida una obra de arte, del mismo valor
pero de manera divertida.
Disfrutemos
de nuestras relaciones, con sus momentos felices como infelices. Dejemos de buscar a Blanca Nieves en el
bosque, que ella esta muy ocupada con sus enanos, mejor conozcamos a nuestras
parejas antes de idealizarlas, que ni ellas son princesas y mucho menos
nosotros los príncipes que creemos,
mejor vivamos la realidad de la vida,
que si sigues esperando, lo vas a seguir estando. Porque por mas que te cueste
entenderlo esta vida NO ES UN PUTO CUENTO DE HADAS.
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